Hoy hace un año que nací. Han sido doce meses magníficos. Ya camino, hablo un poco, me crecen las uñas y el cabello, he ganado amistades y entiendo un poco mejor este universo.
Para celebrarlo he traído un pastel de cumpleaños. Es un pastel especial, todos podemos tomar una pieza tan grande como queramos y él conservará su tamaño. Está hecho de palabras y ellas son muy amistosas, admiten innumerables combinaciones, se entrelazan, forman espirales, hipérbolas o parábolas. Se van, regresan, suenan suave o fuerte pero siempre nos permiten usarlas a nuestro antojo, una y otra vez.
Estaré cerca al pastel, algunas veces con más apetito que otras pero siempre con el deseo de probar un poco. Achocolatadas, cremosas, claras u oscuras las palabras siempre deberían ser admitidas a la mesa de cualquier comensal. Así que el pastel estará donde debe estar, a disposición de todos. La palabra nos pertenece, no tenemos mayor o menor derecho a usarla, es un bien universal.
¿Quién desea encender el pabilo?
© 2010 Ciudadano Universal
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