Hoy es el último día de mi vida. Mañana nazco de nuevo.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Mirar al agua

Mis comentarios sobre la obra ganadora del I Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero.

Título:Mirar al agua
Autor: Javier Sáez de Ibarra
Género: Ficción. Relatos breves.
Editorial: Páginas de Espuma.
Año: 2009
Páginas:187
ISBN:8483930366, 978-8483930366


Esta colección de dieciséis relatos cortos es un grito literario que vuelca su atención sobre las artes plásticas. Mirar al agua es una invitación semiabierta a mirar con otros ojos, a ver no solo la imagen sino también lo que ella refleja. Escritos con estilos diferentes, casi todos los relatos mantienen al lector deseando leer la página siguiente y la siguiente y la siguiente. Algunos tienen pasajes monótonos aunque hay material suficiente para tener una o dos noches entretenidas. Abundan las imágenes cuya interpretación debe hacer el lector.

Uno de los cuentos que destacan es Una ventana en Vía Speranzella. El narrador nos cuenta de modo breve las vicisitudes de una artista caída en desgracia, sumida en la pobreza aunque hija de familia adinerada. A los trece años de edad se esperaba que muy pronto llegaría a ser una artista famosa y rápidamente reconocida en toda Europa. Diez años más tarde vivía en un lugar miserable de un barrio napolitano olvidada por todos los que le auguraron éxitos, aún por sus padres y el progenitor de sus hijos. Relegada por la sociedad, decide un día manifestarse mostrando su pecho izquierdo y mesando su cabello desde la segunda planta del piso donde vivía. Con este acto simbólico mostraba que enfrentaría al mundo en solitario. Expresaba así su rebeldía y nadie podría despojarla del derecho a hacerlo. Disciplinadamente, repitió este acto en la mañana de cada tres de julio, durante cincuenta años, no importando con que hombre viviera en ese momento, a pesar del destino infeliz de tres de sus cuatro hijos. Sí, a pesar de todo y de todos.

Desde luego que hay mucho más en este libro: Otros quince relatos, bastante flexibles. Era de esperarse, ¿no? Son cuentos plásticos. Amores que duran menos de tres páginas, belleza a cuadros, pinturas, fotos, autorretratos, hiperrealismo, surrealismo, sexo, caricias, práctica oral... Y no faltan las reflexiones sociales, dogmáticas o filosóficas, ni las críticas políticas. Todo un culto a la deliciosa inutilidad de las artes plásticas.

© 2011 Ciudadano Universal

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